lunes, 13 de septiembre de 2021

Nunca fuimos nuestros



Ya no te quiero en mi vida, eres como un camaleón, un sentimiento que se transforma, un sentimiento que persigue y embruja todos los nuevos comienzos. Esa eres tú, despedida. Un bucle infinito, desafías el tiempo y entierras en mi ser la sensación de que todo termina.



Ya huele a inviernos
Invierno sobre invierno
Hoja quemada por el frío
Y risas del verano desfiguradas.


Del pasado fuimos
Del presente somos
Y del futuro seremos.
Nunca fuimos nuestros.


Por mucho que digamos
Que lo tuyo es mío
Y lo mío, tuyo
Todo eso... es del tiempo. 



El hielo susurra bajo mis pies.
Me advierte de que el camino no es el correcto.
Pero yo sigo caminando, el frío se adueña de mis sentidos y los recuerdos congelan el presente.
Los recuerdos siguen paseándose por mi memoria y algunos, incluso, parecen ser de alguna vida pasada.


Tiemblo y la soledad me abraza
Estoy rodeada de seres vivos pero...
En realidad me siento sola.
En realidad siempre lo he sentido y el hielo lo sabe.


El hielo grita bajo mis pies y se agrieta, igual que lo hace mi alma, el compás de mi corazón se acelera y la desesperación dilata mis pupilas.


Aquellos recuerdos que se paseaban, ahora ya corren sin mirar hacía delante, se chocan unos con otros formando recuerdos falsos, recuerdos que no dudaré en creer. 


Me despido de aquella Luna que tantas veces vi partir. 
Dejo escapar un cálido aliento, pronto volveré.
Libero aquellas mariposas que tantos nervios me hiceron sentir.  
Y es entonces cuando el universo me mira como tantas veces yo le miré. 




Foto de julie aagaard en Pexels